Fabricio , nació el 6 de febrero en 1929 en Boconó, (estadoTrujillo) Era
reportero del periódico El Nacional desde los tiempos del regimen deMarcos
Pérez Jiménez. Fue Jefe de la “Junta Patriótica” en la clandestinidad, organización que derrocó la dictadura Perezjimenista el 23 de
enero de 1958. Fue Militante fundador de Unión Republicana Democrática (URD).
Ingresa al Congreso como Diputado de URD en 1958, solidarizándose con el
triunfo de la Revolución Cubana. El 30 de junio de 1962 renuncia al Congreso y
marcha a los Andes a organizar un Frente Guerrillero de las Fuerzas Armadas de
Liberación Nacional. A finales de este año y luego de una serie de combates es
detenido y sentenciado por un Consejo de Guerra a cumplir una pena de 18 años
de presidio por el delito de rebelión. Escapa de la Cárcel de Ciudad Trujillo
donde resulta herido en un tobillo al saltar un muro.
Se incorpora al Frente Guerrillero “José Antonio
Páez” donde es nombrado su Primer Comandante. Desde esas montañas mantiene
correspondencia con los guerrilleros Douglas Bravo y Argimiro Gabaldón Márquez
donde vislumbran la posibilidad de reorganizar las FALN y crear un partido
marxista-leninista ajeno al “revisionismo” y a la conciliación de clases que
caracterizan al Partido Comunista de Venezuela (PCV). El Buró Político del PCV
le impide asistir a las Conferencias de 1964 y 1965. Pero en los primeros meses
de1966 viaja a Caracas sin autorización del buró político y se reúne con éste y
plantea la conclusión de que la grave crisis que vivía el PCV sólo los
conduciría a la Capitulación. Inicia una labor de clarificación política y se
dirige por escrito a Juan de Dios Moncada Vidal, Pedro Medina Silva, Teodoro
Molina Villegas y a los restantes miembros del Cuartel General de las FALN.
Entra en abierta polémica con el BP del PCV sosteniendo un intercambio de
acusaciones con Guillermo García Ponce. Por su captura se ofrecen Bs. 2.500.
En
los primeros días de abril de 1966 junto a Douglas Bravo inicia la
reorganización total de las FALN y la creación del Partido de la Revolución
Venezolana (PRV) de línea marxista-leninista. El 21, 22 y 23 se realiza el
histórico pleno de cuadros con asistencia de unas treinta personas
representando a los cuadros civiles y militares radicales donde es nombrado
Fabricio como Presidente del FLN-FALN con apoyo de los Frentes Guerrilleros, de
las UTC urbanas y de los militantes consecuentes del PCV a consecuencia de esto
se inician agudas discusiones entre el PCV y los disidentes.
El día 17 de junio de 1966 sale publicado en el Vocero
legal del PCV un comunicado indicando que Fabricio Ojeda y Douglas Bravo son
“traidores” y se encontraban en Caracas. El 20 de junio de ese año 1966,
Fabricio es detenido por el Servicio de Información de las Fuerzas Armadas
(SIFA) en Playa Grande, junto a su compañera Anayansi Jiménez, en la casa de
Mario Matute Bravo, un ex perezjimenista, de quien era muy amigo, y junto con
Tulio Dugarte. El martes 21 de junio, voceros del gobierno informan que Ojeda
fue hallado ahorcado en su celda por el guardia que le llevaba el desayuno. El
ministro de Defensa de entonces, general Ramón Florencio Gómez declara que
«somos los primeros en lamentar lo ocurrido»1 . No obstante acorde la versión
oficial su muerte fue causada porsuicidio, sus familiares y compañeros de lucha
insisten en que Ojeda fue en realidad asesinado por funcionarios del SIFA. Sus
restos mortales fueron exhumados el 15 de noviembre de 2012 por expertos de la
Unidad Criminalística contra la Vulneración de los Derechos Fundamentales del
Ministerio Público, institución que había solicitado el procedimiento luego de
que la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia aceptara un recurso
de revisión que los fiscales introdujeron alegando inconsistencia en el
expediente, el cual había sido archivado durante 46 años.2
21 de Enero de 1958 inicio del fin de la dictadura-
23 de enero de 1958 inicio del fin de la Revolución Traicionada.
El 21 de enero de 1958, la Junta patriótica desde
la clandestinidad convoca a una huelga general en apoyo a los militares que se
habían alzado en el fallido intento de golpe de estado del pasado 1 de enero y
para presionar la caída del régimen de Marcos Pérez Jiménez.
Fabricio Ojeda, entonces periodista del universal,
cubría la fuente de Miraflores en su vida pública; pero en una función de valor
y hombría sin igual, era además el presidente de la clandestina Junta
Patriótica, que luchaba por el derrocamiento de la dictadura.
En la madrugada de ese 21 de enero el país escuchó
una breve transmisión a través de Radio Caracas radio: “Les habla Fabricio
Ojeda, presidente de la Junta Patriótica”. El que fuera reportero político de
El Nacional, hasta la fecha casi un desconocido, se reveló como uno de los
líderes de la lucha clandestina que condujo al derrocamiento del régimen
militar. Tenía 28 años de edad y desde ese momento fue considerado como un
héroe nacional.
La huelga general convocada fue de un éxito total,
al punto que dos días después, el 23 de enero el dictador huiría del país en el
avión presidencial “La Vaca Sagrada”. Un problema inmediato surgiría: La Junta
patriótica no tenía la capacidad de asumir el gobierno por lo que se formó una
junta militar de gobierno presidida por el contralmirante Wolfgang Larrazabal
como presidente y los coroneles Carlos Luis Araque, Pedro José Quevedo, Roberto
Casanova y Abel Romero Villate.
Al amanecer del día 23, los venezolanos celebraron
la caída de Pérez Jiménez, pero protestaron por la presencia en la Junta de
Gobierno de Casanova y Romero Villate, reconocidos miembros del perejimenismo;
los cuales finalmente fueron obligados a renunciar y reemplazados el día 24 de
enero por los empresarios Eugenio Mendoza y Blas Lamberti.
Mas, a pesar de no formar parte del naciente
gobierno, La Junta patriótica dirigida por Fabricio Ojeda cumplió su cometido
de impulsar el exitoso plan que culminaría con la huida del dictador. Lejos
estaban Fabricio y el pueblo venezolano de saber que en Nueva York se habían
reunido en presencia de Maurice Bergbaum, jefe de Asuntos Latinoamericanos del
Departamento de Estado de los Estados Unidos del Norte de América, los líderes
venezolanos Rómulo Betancourt (AD), Rafael Caldera (COPEY) y Jovito Villalba
(URD) y habían acordado unirse para instaurar lo que denominarían la democracia
representativa donde ellos se reservarían el rol de ser los representantes y
nosotros seriamos los representados; ellos serían los elegidos y algunos de
nosotros seriamos los electores; el pueblo en general seria convertido en votos
cada 5 años; no importaría la cantidad mucho, menos la calidad del voto, lo
importante era que la mayoría eligiera y uno de ellos ganara.
Lejos estaban Fabricio Ojeda y el pueblo venezolano
que ese pacto hablado en nueva York, seria luego firmado en férrea alianza en
Caracas, en la quinta “Punto Fijo” propiedad de Rafael Caldera; a partir de ahí
la más oscura noche cubriría el día venezolano por más de cuarenta años.
La junta de gobierno, conformada por los militares
y los empresarios convocó a elecciones que ganaría Rómulo Betancourt de Acción
Democrática; Fabricio Ojeda seria electo diputado al congreso en esas mismas
elecciones.
Tres años le bastarían al líder revolucionario para
sentir que era suficiente; que la revolución que derrocó a la dictadura se
había perdido en manos de un estado que ya había traicionado la esperanza del
pueblo; tres años de ver la concreción de las alianzas derivadas del pacto de
punto fijo, donde la alianza tripartita (AD, COPEY y URD) se repartieron entre
ellos los cargos y las gobernaciones, serían suficientes para que Fabricio
Ojeda, el héroe, llegara un día al congreso y en emotivo discurso renunciara a
su cargo de diputado y anunciaría su decisión de irse a la montaña a sumarse a
la fuerza guerrillera que ya empezaba a hacer frente a la represión originada
por el nuevo gobierno y a su plan de repartir miserias más que bondades.
En poco tiempo Fabricio Ojeda sería uno de los
fundadores de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) del cual sería
comandante. Poco tiempo pasaría también para que el líder guerrillero fuera
apresado, fue sentenciado a 18 años de prisión por rebelión militar pero logró
fugarse de la cárcel; sin embargo dos años después, durante el gobierno de Raúl
Leoni, presidente adeco, sucesor de Rómulo Betancourt sería capturado de nuevo;
esta vez no habría juicio, esta vez no habría más oportunidades; recluido el
líder guerrillero en los calabozos del Servicio de Inteligencia de Las Fuerzas
Armadas (SIFA) solo dos días duraría la llama que alumbró esa prisión, después
de torturado, fue ahorcado por sus carceleros.
Con el ahorcamiento de Fabricio Ojeda, ahorcaron
también al pueblo pero como este tiene el cuello más grueso solo quedó privado
en su respiración por cuarenta años, quizás si esta garra opresora se mantenía
por más tiempo definitivamente podría haber logrado su objetivo, pues en
cuarenta años ya lo raquítico del pueblo (tanto físico como moral) era notable;
afortunadamente no fue así; el pueblo en sus estertores de la cercanía de la
muerte por asfixia se rebeló y arraso por un momento las garras que lo
ahorcaban, eso fue el 27 de febrero de 1988, esa bocanada de aire insufló los
pulmones patrios y le dio el aliento necesario para tomar fuerzas. Luego el 2
de febrero de 1992 el brillo de la espada de Bolívar desenvainada de nuevo
traería esperanza y valor a un pueblo que desde ese momento comenzó a respirar
de nuevo; ese mismo pueblo que hoy jura no dejarse ahorcar nunca más.
Que viva el 21 de enero de 1958, Que viva Fabricio
Ojeda, quien fue ahorcado junto al pueblo y junto al pueblo surgió nuevamente
respirando vigoroso y soplando brisa fuerte. El mismo Fabricio Ojeda que desde
las montañas nos recuerda que su muerte no fue en vano y que su muerte es parte
de nuestra vida. El 21 de enero de 1958, Fabricio Ojeda llamó al pueblo a
revelarse contra la tiranía, hoy debemos escucharlo una vez más y si el
opresor, ahora con nombre nuevo pero con el mismo apellido intenta tomar el
poder para ahorcarnos de nuevo, las montañas se quedaran pequeñas para albergar
a los millones de nuevos Fabricios que se alzaran contra ellos.
Hoy Fabricio Ojeda vive nuevamente y su sacrificio
se reconoce como el de los tantos mártires y próceres de la patria. Por eso,
así como el 23 de enero de 1958 debería ser definitivamente pasado a la
historia como el día de la ignominia y la traición, el 21 de enero de 1958
debería pasar a engrosar las fechas patrias a la altura de 4 de febrero de
1992. (el reportero sucrense)